YOLANDA TOROSIO: LA HISTORIA DE SUPERACIóN DE UNA BAILARINA QUE TRABAJó CON NACHO CANO, DAVID BISBAL O MELENDI Y SUFRIó UN ICTUS

Yolanda Torosio era una bailarina de musicales muy reconocida que pasó muchos años en Hoy no me puedo levantar, junto a Nacho Cano, o coreografió el musical de Michael Jackson Forever King. Y por el camino la vimos en videoclips de David Bisbal o Melendi. Todo eran éxitos para ella, pero un día, todo cambió.

Triunfaba como coreógrafo, también con series como Gigante con Enrique Urbizu, incluso Pedro Almodóvar se había fijado en ella. Pero, estaba en la treintena cuando sufrió un ictus y su vida paró de golpe. Tuvo que someterse a una intensa rehabilitación y fue Nacho Cano el que volvió a por ella para devolverla a las tablas. Ahora tiene un pequeño papel en el musical de Malinche.

Y ha decidido contar su dura historia en Bailando la adversidad, un relato que supone todo un ejemplo de superación y positividad ante una situación ante las que es fácil hundirse. Ella no lo hizo y espera poder ayudar a otros con su testimonio.

La imagen tuya bailando te libraba de los mareos en coche, está claro que lo tuyo con la danza es pasión, ¿no?

Ha estado formando parte de mí desde siempre. Ya visualizando esas cosas desde pequeña eran un refugio, estaba ahí y no me lo planteaba todavía como salida profesional.

Con esa infancia arrancas un libro que conmueve y que sirve de inspiración, ¿cuál era tu intención al hacerlo?

Al principio lo empecé para mí, es rehabilitación. Empecé escribiendo unos párrafos para mí, pero pronto me planteé que fuera un libro, aunque no tenía ni idea de cómo hacerlo. Pero empecé a escribir un libro y por si acaso algún día lo fuera quería que estuviera toda la historia reflejada. Quería dar visibilidad a todo lo que me estaba pasando por si podía ayudar a alguien más. No todo el mundo puede acceder a estas terapias por edad o dinero y aquí hay ejercicios que pueden hacer en casa. Yo huía mucho de las quejas y la negatividad, aunque es verdad que había momentos en los que hay momentos en los que nos desahogábamos entre nosotros, pero yo huía bastante de la negatividad y del ‘no puedo’. La mente es impredecible y la capacidad del cerebro, desconocido. Cuando uno está positivo dentro de lo que hay, su actitud ayuda a conseguir las cosas con otra esperanza.

Relatas un antes y un después tras sufrir un ictus, ¿cuesta recordar el antes?

No me cuesta recordarlo, pero sí me identificaba antes y pensaba que esa era mi vida. Gracias al ictus descubrí que se pueden hacer muchas cosas más que te pueden gustar y que no te habías planteado. Al principio, no, porque te tienes que recuperar y estás pendiente de eso, pero con el tiempo descubres que puedes hacer otras cosas que te llenan y ya no te identificas con eso de antes.

En esa infancia había mucha música, para empezar de tu padre y ese grupo que tenía, Los Pagit, ¿cómo recuerdas esos momentos?

En realidad, eso me lo ha contado él, no vimos la época en la que estuvo en activo. Pero sí nos contaba todas esas aventuras de gira por los pueblos de alrededor cuando se juntaban los tres hermanos y otros dos. Me contaba que vendieron la guitarra que él tocaba para comprarse la casa que tenían.

Por aquel entonces escuchabas Teresa Rabal y Lady Halcón, música muy distinta a la que escuchan los niños hoy en día.

Totalmente. No teníamos la sensibilidad que hay hoy en día. Era muy pequeña y escuchaba lo que tenía a mano en aquel momento. Luego mi gusto por la música ha ido ampliándose.

El baile empieza a tomar protagonismo en tu vida con mucho esfuerzo y dedicación por tu parte, para que luego digan que el valor del esfuerzo se ha perdido.

Si querías hacerlo en serio había que desplazarse y, aparte de la danza, que es una disciplina muy dura, el acceder y aprobar los exámenes y luego irte a Madrid es un sobre esfuerzo si además no tienes recursos económicos porque tienes que mantenerte y acceder a las clases. Supuso un esfuerzo, pero salió bien y mereció la pena.

Pasaste por muchos ‘sí, pero no’. Pero tú veías en los obstáculos una posibilidad para aprender, ¿qué te hacía seguir?

Lo tenía claro, en realidad, tirar la toalla me lo planteé sola una vez después de hacer un montón de castings en los que me decían en todos que no. Pero luego en uno fue que sí y vino una racha super buena. Antes, aunque hubiera varios, ‘sí, pero no’ formaba parte del aprendizaje, me lo tomaba como clases gratis. No te lo puedes tomar como algo personal. Aprendes, al principio no es fácil porque no sabes si es por ti, pero aprendes que no es personal. Tú haces la prueba y si te vas con una buena sensación de que tu prueba ha estado bien, ya está, lo otro ya es parte de ellos.

Si una cosa queda clara leyendo tu libro es que el mundo del espectáculo que tantas veces se romantiza, en realidad es muy duro e inestable, ¿no?

Tiene esa parte, pero también tiene la otra parte bonita y te hace no dudar a parte de tener estas cosas, por eso digo que te quiten lo bailao. Si es pasión lo que sientes, merece la pena. Pero sí hay luces y sombras, no es tan bonito todo. Cuando estas arriba en el escenario, merece la pena, pero supongo que también será así en otros ámbitos.

Hay que pasar por muchos castings donde hay mucha competitividad y que pueden llegar a dañar la autoestima, aun así, ¿se echan de menos?

Yo no lo echo de menos, sinceramente, me da mucha pereza ahora. En su momento, sí, yo tenía ese motor, esa energía formaba parte del camino. La competitividad está en el aire, pero he tenido suerte porque la mayoría de la gente que me he cruzado no ha sido así, pero lo ves, todo el mundo quiere que le cojan. Hay gente que pasa por encima de otros, con envidias y con poco respeto, pero son los menos. en cuanto a la autoestima, sí hablo de encajar los noes. No pensar que es algo tuyo personal y que no vales para eso. Si te dicen que no, no es porque no lo hagas bien, sino porque juegan muchas cosas, por ejemplo, el perfil, quizás quieren una rubia y eres morena.

Centras tu carrera en el teatro musical y aparece Luka Yexi, coreógrafo de Un paso adelante, ¿qué supuso que apareciera en tu vida?

Yo le admiraba mucho porque había hecho la serie que me gustaba un montón y encontrarme con él en el musical de Peter Pan, estaba en una nube. Para mí era genial, pero duró muy poco.

20 años de Hoy no me puedo levantar que rompió todo tipo de records. Podrías escribir otro libro solo de que viviste en este musical, ¿no?

Nacho es maravilloso, trabajas muchísimo con él, exige un montón y hay un montón de anécdotas y la auto exigencia cuando uno quiere estar a la altura.

Aparece en tu vida Nacho Cano, un hombre al que describes como exigente, pero que cuida a su gente y hace que creas en ti misma, ¿crees que la imagen que la gente tiene de él es acertada?

Como músico, sí, lo que yo percibo alrededor es muy positivo. Como persona cercana y humana, no estoy tan segura de que todo el mundo conozca esa parte. Es muy sensible, es artista y eso se nota mucho. Aunque sea muy exigente, también tiene esa capacidad de entender a la persona como artista, no es un número más, no es una persona que trabaja y punto. Tiene una misión que va más allá, no solo te etiqueta y bailas y cantas, él ve en ti cosas que a lo mejor no sabías, y te prueba y descubres que lo puedes dar. Tiene esa genialidad y por eso es quién es, no solo porque haga música. Solo su presencia, solo con estar, tiene un imán.

Viviste ese último reencuentro de Mecano en Hoy no me puedo levantar, ¿cómo fue?

Lo recuerdo como un evento muy especial, pero tampoco era consciente d que fuera a ser la última vez. Fue especial ver a los tres cantando con todos. Fue emotivo.

Entre otras cosas, Nacho Cano te presentó a Antonio Vega, ¿cómo fue ese encuentro?

Estábamos ensayando para irnos a la Cibeles y nos lo presentó. Lo recuerdo como una persona que estaba débil, lo recuerdo como encorvado. Te costaba verle la cara, me impresionó, verle tan desprotegido. Me impresionó esa sensación de fragilidad.

Ya que hablamos de artistas, estuviste en un videoclip con David Bisbal, el que hizo para el Mundial de Fútbol con K’naan, ¿qué recuerdas de él?

Recuerdo el día del rodaje que fue todo el día grabando con ellos y con mi amiga. Fue divertido. Siempre le vi igual, muy humilde y natural. Comimos con ellos y fue como compañeros.

También hiciste otro de Melendi en el que daba mucho protagonismo a la danza, ¿qué tal fue Desde que estamos juntos?

Lo que percibí de David Bisbal, pues igual, que es como lo ves, ves, super natural y humilde, un compañero más, pero no compartimos tanto tiempo con Melendi porque Pedro y yo estuvimos mucho en el set. Fue el rodaje más duro que he hecho porque aparte de que fueron muchas horas, el día antes me hice daño en el pie, pero no había tiempo de coger otra bailarina. Me tomé ibuprofeno, pero tenía dolor en el tobillo porque no se podía suspender el rodaje. Lo hice con dolor.

A día de hoy, ¿qué música te mueve?

Escucho de toda. para escribir el libro me ponía música instrumental, alguna banda sonora. Pero me gusta de todo, depende del momento, menos el reguetón. Para bailar, sí, pero para escuchar en casa y disfrutar, no.

Aunque supongo que uno de los artistas a los que más habrás escuchado en tu vida será Michael Jackson. Fuiste la coreógrafa de su musical, Forever King of Pop, ¿cómo fue ese encuentro con su padre?

Vino a Sevilla y fue super emocionante. Queríamos todos estar. Estábamos emocionados de que estuviera. A él le gustó, es lo que le transmitió al productor que luego siguió teniendo contacto con la familia. Mira que hay espectáculos de Michael, pero este le gustó. Estaba hecho con mucho cariño.

Otra de tus facetas es la de actriz. En 2002 entras en Hable con ella de Almodóvar, ¿cuál es el recuerdo más especial que guardas de ese momento?

Era compañera de baile de Leonor Watling. Como actriz no me había desarrollado, pero me gustaba el ambiente, los ratitos de hablar con los actores, con Elena Anaya, Geraldine, Javier Cámara. Y me gustó ver cómo trabajaba Pedro. Fue todo fascinante, no solo el momento de rodaje. Todo era nuevo para mí y todo me impactaba.

Aunque tu gran proyecto fue Gigantes. Hablas maravillas de Enrique Urbizu, dan ganas de trabajar con él.

Estaría bien que todo actor y todo técnico pudiese trabajar con él. Es muy eficaz y los rodajes son fáciles dentro de lo que son. Es cómodo.

Entre la primera y la segunda temporada sufres el ictus y lo cuentas con todo detalle. Ni con el cuerpo gritándote fuiste capaz de escucharle.

Es muy fuerte. Estamos acostumbrados a tener un volumen grande de trabajo, yo pensaba que estaba muy cansada, no le daba importancia porque no pensaba que fuera algo tan gordo. Empiezas a pensar que es vértigo por el oído interno o de las cervicales, cuando ya estaba más mareada. El cansancio tan brutal que tenía pensaba que era por el exceso de trabajo que tenía, que ya había pasado por etapas así, pero me sentía fuerte, y en esta ocasión, no, me sentía débil. No pensaba para nada que iba a ser algo así.

Cuentas una rehabilitación muy dura y larga, ¿cómo está tu nivel de paciencia?

Ahora ya bien porque hago vida normal, pero es verdad que te obliga a convivir con la paciencia durante todo el proceso porque los progresos son muy lentos. Lo importante es ver que, aunque sea un poquito, cualquier avance es un mundo, es la felicidad. La paciencia es una palabra que aparece en cualquier conversación con los compañeros que han pasado por esto, no te queda otra. Más te vale que la tengas y que veas evolución y no te estanques.

Pensamos que eso solo les pasa a los demás, pero puede llegar en cualquier momento.

Ese es el tema, que le puede pasar a cualquiera. Yo lo identificaba con gente más mayor, pero no, para nada. Cada vez hay más gente joven. Los pacientes que tienen ahora, son muy jóvenes. Es la primera causa de incapacidad en el mundo y de muertes de mujeres en España. Hay 120.000 afectados cada año. Una de cuatro personas lo sufrirán alguna vez en su vida, pero la buena noticia, es que se puede prevenir. En el libro hablo de algunos de los síntomas que se pueden reconocer y cómo actuar, que a mí me hubiera gustado mucho saberlo. Empecé a tener visión casi doble, que es uno de los síntomas, y si lo hubiera sabido, lo hubiera tenido más presente. El tiempo es vida, es esencial. Lo primero es llamar al 112 y una ambulancia viene a recogerte y saben a qué hospital llevarte para seguir el protocolo. El tiempo puede minimizar mucho las secuelas.

Vuelve Nacho Cano a tu vida y te da la oportunidad de volver… todos queremos un ángel así en nuestras vidas.

Totalmente, para mí ha sido él. Ha habido más ángeles en otros sectores, pero Nacho lo ha sido en el terreno profesional. Me cogió de la camiseta en el pueblo y me trajo a la ciudad. Me dio trabajo en Malinche, primero haciendo lo que podía, porque ha sido un proceso. Empecé haciendo el catering, luego cuidando a las niñas que actúan y luego haciendo un papel. Hablar en público fue otro reto porque, ahora bien, pero al principio me trababa. Para mí fue un cambio brutal. Tuvieron paciencia, porque igual al principio había alguna frase del texto que no vocalizaba bien. Vine a Madrid cuando llevaba tres años en el pueblo y empecé a hacer el personaje a los cuatro o cinco años, es una evolución, se va mejorando. Yo sigo notando evolución en pequeñas cosas. Al escribir el libro y pasar tanto tiempo en el ordenador, ahora noto mucho mejor los dedos. La logopeda, al principio, me dijo que, si yo había sido capaz de decir una palabra bien, aunque normalmente no fuera así, si era capaz de hacerlo bien una vez, luego era capaz de hacerlo más veces. Y así ha sido con todo el cuerpo. Para mí esto fue un descubrimiento brutal.

¿Cómo encaras el futuro?

Ahora tengo ilusión de compartir esta experiencia de diferentes maneras, charlas, audiovisuales… también actuar, puedo actuar haciendo otras cosas y eso me encanta y me llena muchísimo. No tengo miedo, estoy abierta. Hay un abanico de opciones y estoy bien y agradecida.

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