¿QUIéN FUE EL VERDADERO CAíN? HISTORIA Y MUERTE DE VICENTE CASTAñO

Justicia

¿Quién fue el verdadero Caín? Historia y muerte de Vicente Castaño

Fragmento del libro con el que Antonio Sánchez termina su trilogía sobre los hermanos Castaño.

Orlando Restrepo

Después del rafagazo del Kalashnikov y del tiro de la pistola 18 milímetros, olía a intensa pólvora y a muerte, porque la muerte también tiene su letal aroma. Por alguna razón la brisa dejó de soplar. Solo se alcanzaba a escuchar el lejano roce de las secas hojas que ya amainaban su volar.

Por eso la voz del comandante del escuadrón de la muerte, cuando habló, pareció retumbar tan fuerte como la explosión de una granada. —Ustedes vayan y traigan la camioneta de este hijueputa —dijo el ensangrentado y polvoriento comandante, mientras señalaba a varios subalternos. La adrenalina de la violencia y del gatillo fluía en ese hermoso paraje de Guadual, Antioquia. A los pocos minutos se vio subir la camioneta, era la marca preferida de los combatientes ilegales de Colombia: Toyota, versión Hilux. Era un vehículo de color gris que, dos semanas atrás, alias ‘Gordolindo’ le había regalado a Carlos Castaño. Por este presente llegaron a decir, tiempo después, que tenía un GPS y que por eso ubicaron al comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia. Pero todo eso fue mentira. ‘Móvil 5’ le ordenó a otros patrulleros, señalando la Hilux gris y luego las ramas: —Ustedes súbanlo en el platón de esa camioneta y échenle esas ramas de palma. —Comandante, ¿qué hacemos con una gente que quedó viva de la escolta del señor…? —, preguntó otro miembro del escuadrón.

Era un vehículo de color gris que, dos semanas atrás, alias ‘Gordolindo’ le había regalado a Carlos Castaño. Por este presente llegaron a decir, tiempo después, que tenía un GPS y que por eso ubicaron al comandante de las Autodefensas Unidas de

Colombia. Pero todo eso fue mentira.

‘Móvil 5’ se lo quedó mirando… y lo fulminó con la mirada. —Cuál ‘señor’, guevón… —le gritó—. Suban a toda esa gente en las otras camionetas que quedaron abajo y los llevan a ‘Acuarela’ (escuela de formación de las Autodefensas en San Pedro de Urabá, cerca de la finca ‘La 35’), y que ‘Noventa’ se encargue. Alias ‘Giovanny’ le hizo un comentario a ‘Móvil 5’: —Por qué no cogemos esos pelaos y los ponemos a trabajar para nosotros. ‘Móvil 5’ le respondió con respeto a ‘Giovanny’; sabe quién es y quiénes son sus hermanos… Todos excomandantes del temible grupo guerrillero Ejército Popular de Liberación, Epl, y que hicieron parte del escuadrón que asesinó a Carlos Castaño, que meses atrás era también su comandante. —Mire, ‘Giovanny’, si esos pelaos se hubieran rendido ahora rato en el ‘candeleo’ no los mato, pero se rindieron fue porque se les acabó la munición y esa es la regla: si te rindes con el proveedor lleno te perdono la vida. Hay que matarlos y ‘Noventa’ ya lo sabe. Ahí terminó la conversación y ‘Giovanny’ se fue con su gente para sus carros.

***** El ejecutor de Carlos Castaño llegó hasta el estacionamiento de la finca ‘La Construcción’. Frenó de manera brusca la camioneta que conducía; se bajó rápido y de manera enérgica, como si le faltara algo por hacer. Y sí que le hacía falta… darle personalmente el parte de victoria a su comandante. Estaba sudado, sucio de pólvora, de polvo, de tierra y de sangre, pero esta no era de él. Acababa de llegar al verdadero centro de mando de las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc, que también es la residencia de uno de los comandantes más misteriosos y peligrosos de esa organización, Vicente Castaño Gil, más conocido como ‘El Profe’. Esta hermosa hacienda queda en lo alto de un cerro y está ubicada a pocos kilómetros de San Pedro de Urabá, Antioquia. Se puede llegar por el mismo San Pedro de Urabá; se coge por la vía a Santa Catalina y en el punto conocido como ‘La Nevada’ se gira a la derecha, se cruza un puente de madera y —primero está otra temida finca de las Autodefensas ‘La 15’— se continúa un kilómetro más, se dobla otra vez a la derecha y a dos kilómetros está la monumental entrada a ‘La Construcción’. También se puede acceder a ‘La Construcción’ por los municipios de Valencia y Canalete en Córdoba, y por la vía Arboletes-Santa Catalina, Antioquia. Desde la altura donde está construida la casa principal de esta finca se puede ver todo lo que se mueva por aire o tierra. Quien se meta a esos terrenos es detectado con suficiente antelación, lo que permite tener el tiempo suficiente para repeler un posible ataque, o para desaparecer si son las autoridades las que les caen.

***** ‘Móvil 5’ se puso al frente de las imponentes escaleras en teca que llevan al piso donde está su comandante y el hombre que le ordenó la cruel acción que acababa de ejecutar. Sube las escaleras y le da el parte de victoria a Vicente Castaño Gil, el verdadero comandante —en la sombra— de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu, y de las Autodefensas Unidas de Colombia, Auc. Hacía un par de horas, su hermano menor, Carlos Castaño Gil, había sido ejecutado por este letal subalterno de ‘El Profe’. —Lo tengo allá abajo en el platón de la camioneta, ¿lo quiere ver? —, preguntó el hombre que martilló ‘el fierro’ (manera para referirse a un arma de fuego sea corta o larga). —¡No! —dijo con firmeza el temido comandante. De inmediato, ‘Móvil 5’ bajó a almorzar porque le hacía falta terminar la otra parte del encargo que había iniciado la mañana de ese viernes 16 de abril de 2004. Y para coger una pala y cavar un hoyo primero hay que almorzar algo. Además que ese era otro oficio que muy bien sabía hacer: enterrar a sus muertos. Terminó rápido su almuerzo y se marchó.

En la parte de arriba, metido en una hamaca, quedó ‘El Profe’, meciéndose y mirando el bello techo en teca de esa inmensa sala. No se imaginaba lo que se venía, o ya estaba acostumbrado a las repercusiones y acciones que se avecinaban después de ejecutar una cruel acción desde su organización. Sabía que llegaban duros momentos, pero concluyó que esta vez no había que hacer lo de siempre, como era poner en alerta máxima a los radioperadores, moverse de sitio y trasladarse a lejanas fincas para ‘encaletarse’ hasta que bajara la ‘calentura’ por la violenta ‘vuelta’ (manera de referirse a una acción criminal) que habían ejecutado. No había que hacerlo porque todos los máximos comandantes de los diferentes frentes de las Auc estaban concentrados en esa zona realizando conversaciones de paz con el Gobierno colombiano, en cabeza de Álvaro Uribe Vélez. Por eso había que estar tranquilo. Además, el comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, sabía que su hermano Carlos se había convertido en un serio problema para las Autodefensas. El mismo Vicente Castaño Gil le había escrito una carta al comisionado de paz, que se la envió por correo electrónico, en donde le advertía que la vida de Carlos podría estar en peligro, que buscara la manera de sacarlo lo más rápido de Ralito y, si fuera del caso, del país.

Con esta información, el Gobierno sabía, desde finales de 2003, que las Autodefensas ya estaban divididas antes de iniciar la verdadera Mesa de Negociación. Ventaja que no dudaron en capitalizar y utilizar a su favor. Lo que nadie se imaginó fue que para inicios de 2007 se iba a dar una alianza que iba a certificar —una vez más— que eso de ‘quien a hierro mata, a hierro muere’ está más vigente que nunca en Colombia. Por lo que comienza la cuenta regresiva para ‘El Profe’. Se empezaba a entretejer un bien planeado crimen de Estado.

El verdadero comandante…

Vicente Castaño Gil, ‘El Profe’, es el miembro de esta familia involucrada en la guerra de quien menos se sabe sobre su vida, o de quien menos hablan las personas que lo conocieron. Era alto, acuerpado, calvo y tenía una gélida y atemorizante mirada. Amigo de sus amigos. Quienes eran aceptados en su círculo se sentían en la gloria. Cuando hablaba se notaba su tartamudeo. Era el verdadero antiguerrillero de los Castaño Gil, ya que Fidel tenía sus lazos con las Farc, a quienes apoyó en Urabá con armas, radios de comunicación y dinero. Así ha sido documentado en la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP. Cuando Fidel cae muerto el 6 de enero de 1994, en un paraje de la vereda de Tiodoto, por los lados de Santa Catalina, en San Pedro de Urabá, es Vicente el que rompe el tácito acuerdo que había con las Farc y los ataca sin piedad en la zona limítrofe del pacto antes establecido por su hermano. Vicente Castaño podía dar las muestras más claras de ser una buena persona con los campesinos y los niños (con estos últimos para ayudarlos a estudiar), pero se transformaba y se convertía en un monstruo para atacar a la guerrilla, al punto de llegar a deshumanizar la guerra contra la subversión. Pero en una guerra quién es humano.

Cuando Fidel cae muerto el 6 de enero de 1994, en un paraje de la vereda de Tiodoto, por los lados de Santa Catalina, en San Pedro de Urabá, es Vicente el que rompe el tácito acuerdo que había con las Farc y los ataca sin piedad en la zona limítrofe del pacto antes establecido por su hermano.

En una ocasión, a la finca conocida como ‘La 15’, le llevaron un guerrillero de las Farc que estaba de civil haciendo labores de inteligencia en la zona de Santa Catalina. Mandó a pedir un garrote y él mismo lo interrogó a punta de darle palo. —Sáquenlo de aquí, limpien el piso y que sirvan el almuerzo —dijo con una tranquilidad escalofriante al terminar la faena. Vicente Castaño nunca se la llevó muy bien con su hermano Fidel, pero este se sirvió de aquel y de sus conexiones cuando ‘El Profe’, residenciado en el extranjero, como Estados Unidos y Europa, coordinaba los envíos de cocaína que llegaban desde Colombia. ‘El Profe’ conoció al más mínimo detalle el negocio del narcotráfico. Muy pocos sabían que se defendía hablando inglés. Vicente Castaño no se inició con el trasegar de la cocaína, sino con la minería ilegal y legal. Allí lo acompañó uno de sus grandes amigos y compañeros de vida: Bayron Jiménez, ‘El Gordo Pepe’. A esta persona le tocó hacer lo más terrible en contra de su entrañable amigo.

***** Cuando Fidel Castaño Gil cae ese 6 de enero de 1994, Vicente estaba en una mina de oro con su amigo ‘El Gordo Pepe’. Carlos lo llama llorando y le pide que se encuentren en Córdoba. ‘El Profe’ no fue una ficha clave en ‘Los Pepes’ (grupo perseguidos por Pablo Escobar), pero sabía que ‘Los Pepes’ eran una mesa de tres: los americanos (Estados Unidos), los Castaño Gil (Fidel y Carlos), junto con ‘Semilla’ y ‘Don Berna’ (estos dos hermanos eran trabajadores de los Galeano, asesinados por Pablo Escobar en la cárcel ‘La Catedral’ de Envigado en Medellín), y las autoridades de Colombia. Carlos Castaño y Diego Murillo Bejarano, ‘Don Berna’, son los que más se beneficiarían con las autoridades de Estados Unidos que hicieron parte de ‘Los Pepes’. Después, esa relación con los del norte se fue deteriorando. Al morir Fidel, a Carlos no le queda otra que buscar a su otro hermano. En esta reunión, Carlos le ofrece que armen un grupo para seguir la guerra contra la guerrilla y mostrar poder.

‘El Profe’, que ya conoce todo el entramado de los narcos, le dice: “Usted hace lo suyo y yo lo mío. Yo soy el operativo y el que consigue la plata”. Carlos acepta y se dedica con ‘Rodrigo Doble 0’ a montar las estructuras de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, Accu. Es ‘El Profe’ quien, de manera autónoma, establece inicialmente dónde se van a montar los diferentes grupos de Autodefensas. En las zonas donde no hay economía cocalera señala a dedo a los finqueros e industriales que deben pagar al grupo. “Financian el grupo o les echamos bala a ustedes también, porque sabemos que le dan plata a la guerrilla”, les decía en las reuniones. De inmediato aparecía el billete para la financiación. Hubo finqueros y empresarios que no se presentaban a las reuniones y mandaban a algún subalterno de su hacienda o empresa, esto con la intención de no sentirse comprometidos, pero días después eran ellos mismos los que pedían una reunión urgente con ‘El Profe’. El inesperado cambio de opinión se debía a una perversa estrategia que consistía en asesinar a dos o tres estafetas de la guerrilla y tirarlos en la finca del propietario que no asistió a la convocatoria. Las mismas Autodefensas se encargaban de hacer saber en la región que en la finca donde encontraron a los muertos, estos habían sido torturados en la misma ‘mayoría’ (casa principal de una hacienda o finca) frente a los dueños. La retaliación de la guerrilla no iba a demorar, por lo que el propietario salía a ‘reconsiderar’ su pasada ausencia a la reunión convocada por las Autodefensas. Otra estrategia era sacar un listado de quienes le daban ‘cuota’ a la guerrilla y amenazarlos de muerte como los vieran por la zona. Una última medida era la solución final… matarlo.

Orlando Restrepo

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