DELFINA DIB DEJARá LA VIDA EN EL ESCENARIO

Su madre se lo decía: ¿qué iba a hacer en Colombia? Allá tan lejos no había nada para ella, después de todo en Buenos Aires no faltaban los estudios de grabación. Delfina Dib la escuchó y consideró su consejo, pero, de todas formas, aterrizó en Bogotá a inicios de 2014 con la misión de elevar su carrera musical.

Diez años después no queda duda de que tomó la decisión correcta.

Tras su llegada, la argentina se convirtió rápidamente en una voz reconocida del circuito independiente de Bogotá, primero con Zyderal y luego como solista, gracias a proyectos como

Lotto

(2018),

Todo

(2019) y su primer álbum,

Directo al cora

(2023), en los que su intensidad, que raya en lo violento, atraviesa distintos colores instrumentales cercanos al rap.

Cada verso, un gancho contundente; cada tema, un himno en el que ella, y quien la escucha, se celebra; cada paso, concentrado en la meta.

Esa es la versión corta. La larga viene con el próximo álbum de Delfina,

01

, que celebra sus diez años en Bogotá. Y para hacerlo subvierte las expectativas que vienen con el 10: frente a la excelencia y lo absoluto, Delfina presenta fragmentos: un paso a la vez, y luego otro, a veces en una dirección inesperada.

Es el retrato de una década en la que toda su convicción ha compartido la cama con la soledad que no ha dejado de sentir en una tierra ajena, con la esperanza de que su proyecto llegue hasta donde ella sueña, y con la frustración inevitable que ataca cuando eso se tarda más de lo esperado.

El 18 de mayo, en un concierto en el Teatro Mayor, Delfina Dib presentará esta transición entre Directo al cora, que le da la vuelta al desamor, y 01, el diario abierto de su paso por Bogotá.

Será un concierto en el que Delfina, reconocida por el fuego con el que incendia cada tarima, podrá compartir toda su vida.

Si canta con nombre y apellido es porque no oculta nada, no es ninguna máscara ni persona paralela: es ella entera. Tanto así que al final no habrá otra salida: morirá en el escenario, como imaginó desde que veía a grandes divas en la televisión cuando tenía cinco años y le decía a su mamá que quería ser como ellas.

Sobre el concierto del Teatro Mayor,

01

y más, hablamos con Delfina Dib.

¿Cómo fue la transición de Directo al cora a este nuevo álbum en el que estás trabajando? ¿Qué preguntas te guiaron?

Me he vuelto adicta a este ejercicio creativo de hacer discos. Como siempre quiero llegar a nuevos resultados, éste me parece un buen lugar para crecer y evolucionar. Y luego del espasmo de

Directo al cora

, me pregunté qué quería decir ahora. El año pasado organicé camps de producción en Canarias, Miami y Medellín, y empecé a componer. Así entendí la personalidad del disco.

Este año se cumplen diez años desde que llegué a Colombia. Es un punto de inflexión, ¿no? Y empecé a pensar en el número 10, y en que qué paja tener que ser 10 en todo. Por eso jugué con los números y los volteé para formar el 01: el 0 es la nada y el 1 es el paso que damos para estar más cerca de donde queremos estar, a donde queremos llegar. Entonces este nuevo disco,

01

, lo utilicé como un diario abierto para contarle a la gente quién era cuando llegué, quién soy hoy, y lo que me ha pasado, lo que he sentido.

Supongo que también tiene que ver con una ética de lo cotidiano más que de lo extraordinario: no hay forma de llegar al 10 sin una suma constante de 01s. Una suerte de redefinición de la excelencia. 

Sí, y es una forma de ver las cosas desde otro lado, cruzar la vereda.

También es un juego de palabras: ser uno. Y es encontrar el centro, que es el 0. Y el 1 es un número maestro y guía, y es la unidad del ser, es uno, sos vos, que estás solo en el mundo. Pero a la vez somos parte de todos, y ese ser es el cero. No tuve que hacer un brainstorming de ni chimba, todo se construyó en estos diez años.

Claro, es otro punto de vista, que es lo que has hecho más de una vez en tu vida y en tu carrera. Te viniste a Bogotá contra lo que te aconsejaba tu mamá, por ejemplo. Y así con otras cosas. 

Yo siempre busco incomodarme para sacar el fua. Es como mi cuota de rebeldía, para llevarme a mi máximo potencial. Me guía esta necesidad de esperar más, de hacer más, de no conformarme con lo obvio. Todo eso es necesario verlo desde otro ángulo para poder evolucionar y que no duela tanto.

Siempre me he sentido muy sola acá en Bogotá, por más que tenga amigos. Dedicarse a la música no es para cualquiera y migrar tampoco. Ahora que estuve en Buenos Aires me lo preguntaba: ¿cómo hago boludo para ser tan fuerte? Qué difícil, vivo re lejos.

Por eso veo necesario ese ejercicio de poder cuestionar las decisiones que tomo. He sido ninja y he aprendido a pedir perdón, he pagado mis errores.

01

es un manifiesto de todo eso. Me salgo del amor romántico, de lo sexoafectivo, y hablo desde mí. Al final el arte es un punto de vista, somos filtros e interpretamos la realidad desde nuestra perspectiva.

Frente a Directo al cora, 01 tiene un sonido mucho más sintético y vertiginoso, ¿cómo llegaste a él?

A diferencia de

Directo al cora

, trabajé con muchos productores, de México, Colombia, Canarias y Ecuador, que me aportan desde un lugar distinto. Y

01

tiene un sonido más puro, más grande. Representa la fuerza, y para mí eso es el rap y el trap. En el trap puedo rapear, cantar y me identifico con la energía, y no solo por ser argentina, aunque sí escucho mucho trap argentino y gringo. Para mí el trap es presencia, potencia, fraseo. Y además me gusta experimentar con el color del autotune. En vivo no siempre lo uso, no es un recurso para llegar a la nota sino una decisión estética: me gusta como suena.

¿Cómo fue para ti la recepción de tu público de Directo al cora?

Una de las más escuchadas es “Yory no”, que la metí al último momento. Estuvo bien interesante eso, a la gente le encanta y yo no la iba a meter. Y le creía mucho a “Red flag”, es de mis preferidas, y la gente no la escucha tanto. Pero el gran himno del álbum es “Me oyes”, esa sí sabía que a la gente le iba a gustar. ¡No sabes cómo la cantan! Es sincera, cruda, como una balada. Y al final el estalle de las guitarras es como un llanto.

Cuando estaba haciendo

Directo al cora

dije, por joder, que si no me pegaba con ese disco me retiraba. Y no pasó. Y no lo decía por pegarme, sino para evolucionar con la música, que lo que hago se expanda. Sé que soy buena y que estoy a una canción de distancia de que todo estalle.

Acá en Colombia siempre me he sentido bien recibida, pero me da la sensación de que la gente no termina de entender mi proyecto.

A veces me pregunto qué debo hacer para que la gente conozca mi proyecto, y creo que la respuesta es lo que estoy haciendo: seguir.

Directo al cora

es muy bueno, pero esto es un proceso. Entiendo que el momento de que mi música se expanda al nivel que sueño no ha llegado. El otro día Luis7Lunes me dijo que lo bueno de hacer discos es que con los años se ponen mejor, se maceran, como el vino. Quedan inmortalizados.

Desde que ti ve hace años supe que eras una bestia en el escenario, pero con el tiempo has ido puliendo ese fuego innato. ¿Qué has aprendido sobre tu presentación en vivo en esta etapa de tu carrera y qué traes para el concierto del 18 de mayo en el Teatro Mayor?

Si lo venía puliendo, para este concierto que viene sí es la pulimentación total. A toda esta fuerza innata que traigo hay que darle un orden y una estructura. En la tarima siempre hay mucha improvisación, pero he aprendido a combinar esa fuerza libre que transmite mi proyecto con que también soy frágil y vulnerable, pero no débil. Así he ido entendiendo qué energía quiero proyectar en los shows. Empecé a entrenar y mi coach me preguntó qué representaba mi proyecto.

Le dije que fuerza, y él me preguntó si me sentía fuerte. Le dije que no, que tenía una buena genética, pero me faltaba. Eso fue hace un año. Ahora me siento power. En el Festival Centro una de las organizadoras me dijo que se notaba el cambio, un nivel de resistencia muy zarpado. Me identifico con Doja Cat y Nathy Peluso, que no solo cantan y bailan, sino que la dan. Es ese lado ninja.

El show del 18 tiene un lado A, con piano, y un lado B, con banda: son dos energías distintas. La gente se va a ir con una sensación: che, siento que la conozco, sé quién es Delfina. Va a tener canciones de

Directo al cora

y de

01

. Voy a morir en el escenario.

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